| Cuando en pensar que todo estaba ya perdido,
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| Llegaste a mi desierto como un temporal,
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| Volvió a nacer en mi ese fuego tan remoto,
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| Que alumbra el torpe caminar, de este amor peregrino.
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| Después de haber abandonado la esperanza,
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| Sumido en el umbral gris de la soledad,
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| Florece una promesa de otra primavera,
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| Que en sueños logra dibujar, ilusión y añoranza.
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| Doy gracias al destino, por cruzarte en mi andar.
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| La luz embriagadora de tu aura,
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| Esos tus ojos brujos,
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| Tu fácil sonreír.
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| Tu voz cual ventanal del universo,
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| Reparte la dulzura,
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| De tu alma generosa,
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| Llenando de alegría a un corazón, que olvido amar.
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| Doy gracias al destino, por cruzarte en mi andar.
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| Tu voz cual ventanal del universo,
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| Reparte la dulzura,
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| De tu alma generosa,
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| Llenando de alegría a un corazón, que olvido amar.
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| Doy gracias al destino, por cruzarte en mi andar.
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| La vida y siempre sus volátiles caprichos,
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| Vivir en nuestras sendas en un nuevo adiós,
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| Por más que quiero darte toda mi existencia,
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| Tan solo te puedo ofrendar, un beso y un pasillo.
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| Doy gracias al destino, por cruzarte en mi andar.
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| Y aunque no seas mía, feliz estoy de amar, volver a amar. |