| Tú y yo
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| Sin antecedentes, ni consecuencias
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| Sin ningún permiso, ni penitencia
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| Sin comercio y sin perdón
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| Los dos, cuantas veces
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| Nos habremos rechazado antes
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| No se en que momento me puse delante
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| No te pude prevenir, corazón
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| Que misteriosa tu mente
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| Va colándose despacio
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| Disparando mis sentidos
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| A ratos vienes a ciegas
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| Cuantos no has venido
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| Si soy lo que más quieres
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| En el aire, se me quedan intenciones
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| En el aire, alguna respuesta torpe de esta tarde
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| Encontramos la manera, que han pasado ya cien días
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| Y ahora es cuando de verdad la vida aprieta
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| Se me quedan intenciones en el aire
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| Tu me alertas con tu forma de calmarme
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| Y te habla esta otra mitad, que se niega a razonar
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| Y que es también del aire, y que es también del aire
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| Tú y yo
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| A la sombra del árbol que nace
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| Al cobijo de la vieja calle
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| Con la prisa entre los dientes
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| Y el sabor intermitente
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| De quien sabe de la gloria
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| Y su desastre
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| Y de nuevo los misterios de tu mente
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| Me desatan para luego deshacerme
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| Si vas a quedarte hazlo, pero déjame saber
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| Déjame saber quién viene
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| En el aire, se nos quedan intenciones
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| En el aire, alguna respuesta torpe de esta tarde
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| Encontramos la manera, que han pasado ya cien días
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| Y ahora es cuando de verdad la vida aprieta
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| Se nos quedan intenciones en el aire
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| Tu me alertas con tu forma de calmarme
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| Y te habla esta otra mitad, que se niega
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| A razonar
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| En el aire, se nos quedan intenciones
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| En el aire, alguna respuesta torpe de esta tarde
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| Encontramos la manera, que han pasado ya cien días
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| Y ahora es cuando de verdad la vida aprieta
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| Se nos quedan intenciones en el aire
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| Tu me alertas con tu forma de calmarme
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| Y te habla esta otra mitad, que se niega
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| A razonar y que es también del aire |