| ¿Por qué hay estrellas que brillan pero no se ven?
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| Y existe gente que nunca llego a conocer
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| Aunque los pueda ver
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| Son los azules heridos del amanecer
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| Se desprenden del cielo, arañándome
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| Arañándote, arañándote
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| Hay un universo de pequeñas cosas
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| Que sólo se despiertan cuando tú las nombras
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| Todo lo que es bello está esperando una mirada
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| Tengo una caricia que sin ti se me derrama
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| Hay un universo hecho de pequeñas cosas
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| Que vuelan sobre tu cabeza si las soplas
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| Hay atardeceres que no acaban de ponerse
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| Hay un mar entero resumiéndose en tu boca
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| Y yo te juro, vida mía, que lo surqué
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| Pregúntale a tu piel
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| Ya no te acuerdas, compañerita mía
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| Cuando te hablé de mi universo, ¿ves?
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| No me creías, ¿no?
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| Que existen los rincones
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| Donde el amor esconde
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| Todo un universo de pequeñas cosas
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| En él me está esperando ella
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| De una nube a otra
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| No hay una promesa que resista aquellas dudas
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| No hay una caricia que le pueda a aquella luna
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| Y yo te juro, vida mía, que desde ayer
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| La luna está, está en tu piel
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| Yo te lo juro, vida mía, te encontraré
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| Junto al espacio aquel
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| Tú y yo y el cielo, el cielo
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| Que existen los rincones
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| Donde el amor esconde
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| Porque hay estrellas que brillan por ahí, lo sé
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| Y existen sitios que nunca pude conocer
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| Por eso ven a ver, conmigo el sol aquel
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| De plata salpicándonos los mares
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| De plata salpicándonos los mares
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| De pequeñas cosas
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| Hay un universo de pequeñas cosas
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| En el que los amargos trenzan flores
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| Pa' adornar fronteras
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| Hay una mirada que susurra a mis espaldas
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| Cuando los secretos o se dicen o se callan
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| Si yo te juro, vida mía, que puedo hacer
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| De este universo para ti uno bien
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| Y tú me juras, vida mía, que puede ser
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| Tú y yo y el cielo, el cielo aquel
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| Y yo te juro, vida mía, que puedo hacer
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| De este universo para ti uno bien
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| Y tú me juras, vida mía, que puede ser
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| Que existen los rincones
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| Las tardes que se ponen… |