
Дата випуску: 03.03.2011
El Payador Perseguido(оригінал) |
Con permiso, via a dentrar |
Aunque no soy convida’o |
Pero en mi pago, un asao |
No es de naides y es de todos |
Yo via cantar a mi modo |
Después que haiga churrasquiao |
No tengo Dios pa' pedir |
Cuartiada en esta ocasión |
Ni puedo pedir perdón |
Si entuavía no hei falta’o; |
Veré cuando haiga acaba’o; |
Pero ésa es otra cuestión |
Yo sé que muchos dirán |
Que peco, de atrevimiento |
Si largo mi pensamiento |
Pa’l rumbo que ya elegí |
Pero siempre hei sido así; |
Galopiador contra el viento |
Eso lo llevo en la sangre |
Dende mi tatarabuelo |
Gente de plata en el suelo |
Fueron mis antepasaos; |
Criollos de cuatro provincias |
Y con indios misturaos |
Mi aguelo fue carretero |
Mi tata fue domador; |
Nunca se buscó dotor |
Pues se curaban con yuyos |
O escuchando los murmullos |
De un estilo de mi flor |
Como buen rancho paisano |
Nunca falto una encordada |
De ésas que parecen nada |
Pero que son sonadoras |
Según el canto y la hora |
Quedaba el alma sobada |
Mi tata era sabedor |
Por lo mucho que ha roda’o |
Y después que había canta’o |
Destemplaba cuarta prima |
Y le echaba un poncho encima |
«pa' que no hable demasiado…» |
La sangre tiene razones |
Que hacen engordar las venas |
Pena sobre pena y pena |
Hacen que uno pegue el grito |
La arena es un puñadito |
Pero hay montañas de arena |
No sé si mi canto es lindo |
O si saldrá medio triste; |
Nunca fui zorzal, ni existe |
Plumaje más ordinario |
Yo soy pájaro corsario |
Que no conoce el alpiste |
Vuelo porque no me arrastro |
Que el arrastrarse es la ruina; |
Anido en árbol de espina |
Lo mesmo que en cordilleras |
Sin escuchar las zonceras |
Del que vuela a lo gallina |
No me arrimo así nomás |
A los jardines floridos |
Sin querer vivo alvertido |
Pa' no pisar el palito |
Hay pájaros que solitos |
Se entrampan por presumidos |
Aunque mucho he padecido |
No me engrilla la prudencia |
Es una falsa experiencia |
Vivir temblándole a todo |
Cada cual tiene su modo; |
La rebelión es mi ciencia |
Pobre nací y pobre, vivo |
Por eso soy delica’o |
Estoy con los de mi la’o |
Cinchando tuitos parejos |
Pa' hacer nuevo lo que es viejo |
Y verlo al mundo cambia’o |
Yo soy de los del montón |
No soy flor de invernadero |
Soy, como el trébol pampero |
Crezco sin hacer barullo |
Me aprieto contra los yuyos |
Y así a aguanto al pampero |
Acostumbra’o a las sierras |
Yo nunca me sé marear |
Y si me siento alabar |
Me voy yendo despacito |
Pero aquel que es compadrito |
Paga pa' hacerse nombrar |
Si alguien me dice señor |
Agradezco el homenaje; |
Mas, soy gaucho entre el gauchaje |
Y soy nada entre los sabios |
Y son pa' mi los agravios |
Que le hagan al paisanaje |
La vanidá es yuyo malo |
Que envenena todo huerta |
Es preciso estar alerta |
Manejando el azadón |
Pero no falta el varón |
Que la riegue hasta en su puerta |
El trabajo es cosa buena |
Es lo mejor de la vida; |
Pero la vida es perdida |
Trabajando, en campo ajeno |
Unos trabajan de trueno |
Y es para otros la llovida |
Trabajé en una cantera |
De piedritas de afilar |
Cuarenta sabían pagar |
Por cada piedra pulida |
Y era a seis pesos vendida |
En eso del negociar |
Apenas el sol salía |
Yo estaba a los martillazos |
Y entre dos a los abrazos |
Con los tamaños piegrones |
Y por esos moldejones |
Las manos hechas pedazos |
Otra vez fui panadero |
Y hachero en un quebrachal; |
He carga’o bloques de sal |
Y también he pela’o cañas |
Y un puñado de otras hazañas |
Pa' mi bien o pa' mi mal |
Buscando de desasnarme |
Fui pinche de escribanía |
La letra chiquita hacía |
Pa' no malgastar sella’o |
Y, era también apreta’o |
El sueldo que recibía |
Cansa’o de tantas miserias |
Me largué pa’l Tucumán |
Lapacho, aliso, arrayán |
Y hacha con los algarrobos |
¡Por dos cincuenta! |
Era robo |
Pa' que uno tenga ese afán |
Sin estar fijo en un la’o |
A toda labor le hacía |
Y así sucedió que un día |
Que andaba de benteveo |
Me topé con un arreo |
Que dende Salta venía |
Me picó ganas de andar |
Y apalabré al capataz |
Y así, de golpe nomás |
El hombre me preguntó: |
-¿Tiene mula? |
— Cómo no |
-le dije-.Y hambre, de-más |
A la semana de aquello |
Repechaba cordilleras |
Faldas, cuestas y laderas |
Siempre pa’l la’o del poniente |
Bebiendo agua de vertiente |
Y aguantando las soleras |
Tal vez otro habrá roda’o |
Tanto como he roda’o yo |
Y le juro, creameló |
Que he visto tanta pobreza |
Que yo pensé con tristeza: |
Dios por aquí no pasó |
Se nos despeñó una vaca |
Causa de la cerrazón |
Y nos pilló la oración |
Cueriando y haciendo asao; |
Dende ese día, cuña'o |
Se me gastó mi facón |
Me sacudí las escarchas |
Cuando bajé de los Andes |
Y anduve en estancias grandes |
Cuidando unos parejeros; |
Trompeta, tapa y sombrero |
Pero pa' los peones, de ande |
La peonada, al descampa’o |
El patrón, en Guenos Aires |
Nosotros, el cu… ello al aire |
Can las caronas mojadas |
Y la hacienda de invernada |
Más relumbrosa que un fraile |
El estanciero tenía |
También sus cañaverales |
Y en los tiempos otoñales |
Juntábamos los andrajos |
Y nos íbamos p’abajo |
Dejando los pedregales |
Allí nos amontonaban |
En lote con otros criollos |
Coda cual buscaba un hoyo |
Ande quinchar su guarida |
Y pasábamos la vida |
Rigoriaos y sin apoyo |
Faltar, no faltaba nada: |
Vino, café y alpargatas |
Si habré revoliao las patas |
En gatos y chacareras |
Recién la cosa era fiera |
Al dir a cobrar las latas |
¡Qué vida más despareja! |
Todo es ruindad y patraña; |
Pelar caña es hazaña |
Del que nació pa’l rigor |
Allá había un solo dulzor |
Y estaba adentro 'e la caña |
Era un consuelo pa’l pobre |
Andar jediendo a vinacho |
Hombres grandes y muchachos |
Como malditos en vida |
Esclavos de la bebida |
Se lo pasaban borrachos |
¡Tristes domingos del surco |
Los que yo he visto y vivido! |
Desparramados y dormidos |
En la arena amanecían |
A lo mejor soñarían |
Con la muerte o el olvido… |
Riojanos y santiagueños |
Salteños y tucumanos |
Con el machete en la mano |
Volteaban cañas maduras |
Pasando sus amarguras |
Y aguantando como hermanos |
¡Rancho techa’o con maloja |
Vivienda del pelador! |
En medio de ese rigor |
No faltaba una vihuela |
Con que el pobre se consuela |
Cantando coplas de amor |
Yo también, que desde chango |
Unido al canto crecí |
Más de un barato pedí |
Y pa´ los piones cantaba |
¡Lo que a ellos les pasaba |
También me pasaba a mí |
Cuando yo aprendí a cantar |
Armaba con pocos rollos |
Y en la orilla de un arroyo |
Bajo las ramas de un sauce |
Crecí mirando en el cauce |
Mis sueños de pobre criollo |
Cuando sentí una alegría; |
Cuando el dolor me golpió; |
Cuando una duda mordió |
Mi corazón de paisano |
Desde el fondo de los llanos |
Vino un canto y me curó… |
En esos tiempos pasaban |
Cosas que no pasan ya |
Cada cual tenía un cantar |
O copla de anochecida |
Formas de curar la herida |
Que sangra en el trajinar |
Algunos cantaban bien |
Otros, pobres, más a menos… |
Mas no eran cantos ajenos |
Aunque marca no tenían |
Y todos se entretenían |
Guitarreando hasta el desvelo |
Por ahí se allegaba un máistro |
De esos puebleros letrao’s; |
Juntaba tropa e versiao’s |
Que iban después a un libraco |
Y el hombre forraba el saco |
Con lo que otros han pensa’o |
Los peones formaban versos |
Con sus antiguos dolores |
Después vienen los señores |
Con un cuaderno en la mano |
Copian el canto paisano |
Y presumen de escritores |
El criollo cuida su flete |
Su guitarra y su mujer; |
Siente que enfrenta un deber |
Cada vez que da la mano; |
Y aunque pa’todo es baquiano |
Sólo el canto ha de perder |
¡Coplas que lo acompañaron |
En las quebradas desiertas |
Aromas de flores muertas |
Y de patriadas vividas |
Fueron la luz encendida |
Para sus noches despiertas… |
Se aflije si se le pierde |
Un bozal, un maneador |
Pero, no siente furor |
Si al escucharle una trova |
Viene un pueblero y le roba |
Su mejor canto de amor |
De seguro, si uno piensa |
Le halla el nudo a la a madeja |
Porque la copla más vieja |
Coma la raíz de la vida |
Tiene el alma par guarida |
Que es ande anidan las quejas |
Por eso el hombre al cantar |
Con emoción verdadera |
Echa su pena p’ajuera |
Pa que la lleven los vientos |
Y así, siquiera un momento |
Se alivia su embichadera |
No es que no ame a su trova |
Ni que desprecie su canto |
Es como cuando un quebranto |
En la noche de los llanos |
Hace aflojar al paisano |
Y el viento le lleva el llanto |
En asuntos del cantar |
La vida nos va enseñando |
Que sólo se va volando |
La copla que es livianita |
Siempre caza palomitas |
Cualquiera que anda cazando… |
Pero si el canto es protesta |
Contra la ley del patrón |
Se arrastra de peón a peón |
En un profundo murmullo |
Y marcha al ras de los yuyos |
Corno chasque en un malón |
Se pueden perder mil trovas |
Ande se canten quereres |
Versos de dichas, placeres |
Carreras y diversiones; |
Suspiros de corazones |
Y líricos padeceres |
Pero si la copla cuenta |
Del paisanaje la historia |
Ande el peón vueltea la noria |
De las miserias sufridas |
Ésa, se queda prendida |
Como abrojo en la memoria |
Lo que nos hizo dichosos |
Tal vez se pueda olvidar; |
Los años en su pasar |
Mudarán los pensamientos |
Pero angustias y tormentos |
Son marcas que han de durar… |
Estas cosas que yo pienso |
No salen par ocurrencia |
Para formar mi esperencia |
Yo masco antes de tragar |
Ha sido largo el rodar |
De ande saqué la alvertencia |
Si uno pulsa la guitarra |
Pa cantar coplas de amor |
De potros, de domador |
De la sierra y las estrellas |
Dicen: ¡ Qué cosa más bella! |
¡Si canta que es un primor! |
Pero si uno, como Fierro |
Por ahí se larga opinando |
El pobre se va acercando |
Con las orejas alertas |
Y el rico vicha la puerta |
Y se aleja reculando |
Debe trazar bien su melga |
Quien se tengo par cantor |
Porque sólo el impostor |
Se acomoda en toda huella |
Que elija una sola estrella |
Quien quiera ser sembrador… |
En el trance de elegir |
Que mire el hombre p’adentro |
Ande se hacen los encuentros |
De pensares y sentires |
Después… que tire ande tire |
Con la conciencia por centro |
Hay diferentes montones |
Unos grandes, y otros chicos |
Si va pa’l montón del rico |
El pobre que piensa poco |
Detrás de los equívocos |
Se vienen los perjudicos |
Yo vengo de muy abajo |
Y muy arriba no estoy |
Al pobre mi canto doy |
Y así lo paso contento |
Porque estoy en mi elemento |
Y ahí valgo por lo que soy |
Si alguna vuelta he canta’o |
Ante panzudos patrones |
He picanea’o las razones |
Profundas del pobrerío |
Yo no traiciono a los míos |
Por palmas ni patacones |
Aunque canto en todo rumbo |
Tengo un rumbo preferido |
Siempre canté estremecido |
Las penas del paisanaje |
La explotación y el ultraje |
De mis hermanos queridos |
Pa que cambiaran las cosas |
Busqué rumbo y me perdí; |
Al tiempo, cuenta me dic |
Y agarré por buen camino |
¡Antes que nade, argentino; |
Y a mi bandera seguí!!! |
Yo soy del norte y del sur |
Del llano y del litoral; |
Y nadie lo tome a mal |
Si hay mil gramos en el kilo |
Ande quiera estoy tranquilo |
Pero ensilla’o, soy bagual |
El cantor debe ser libre |
Pa desarrollar su ciencia |
Sin buscar la convenencia |
Ni alistarse con padrinos |
De esos oscuros caminos |
Yo ya tengo la experiencia |
Yo canto, por ser antiguos |
Cantos que ya son eternos |
Y hasta parecen modernos |
Por lo que en ellos vichamos |
Con el canto nos tapamos |
Para entibiar los inviernos… |
Yo no canto a los tiranos |
Ni por orden del patrón |
El pillo y el trapalón |
Que se arreglen por su lado |
Con payadores comprados |
Y cantores de salón |
Por la fuerza de mi canto |
Conozco celda y penal |
Con fiereza sin igual |
Más de una vez fui golpiao |
Y al calabozo tira’o |
¡como tarro al basural! |
Se puede matar a un hombre |
Pueden su rostro manchar |
Su guitarra chamuscar |
¡Pero el ideal de la vida |
Esa es leñita prendida |
¡que naide ha de apagar! |
Los males se van alzando |
Todo lo que hallan por ahí; |
Como granitos de maíz |
Siembran los peores ejemplos |
Y se viene abajo el templo |
De la decencia del país |
Detrás del ruido del oro |
Van los maulas como hacienda; |
No hay flojo que no se venda |
Por una sucia moneda; |
Mas, siempre en mi tierra queda |
Gauchaje que la defienda |
Cantor que cante a los pobres |
Ni muerto se ha de callar |
Pues ande vaya a parar |
El canto de ese cristiano |
No ha de faltar el paisano |
Que lo haga resucitar |
El estanciero presume |
De gauchismo y arrogancia |
El cree que es extravagancia |
Que su peón viva mejor |
Mas, no sabe ese señor |
Que por su peón tiene estancia |
Aquel que tenga sus reales |
Hace muy bien en cuidarlos |
Pero si quiere aumentarlos |
Que a la ley no se haga el sordo |
Que en todo puchero gordo |
Los choclos se vuelven marlos |
Una vuelta, sin trabajo |
Andaba par Tucumán |
Y en una fonda, ande van |
Cantores de madrugada |
Me acerqué pa la payada |
Que siempre ha sido mi afán |
Aunque extrañando la monta |
Me le apilé a un instrumento |
Y al cabo de algún momento |
Le di puerta a una baguala |
Con una coplita rala |
De esas que llevan los vientos |
Tal vez fuera la guitarra |
¡Tan lindo como sonaba! |
Mi corazón remontaba |
Tristezas de los caminos |
Y lo maldije al destino |
Que tantas penas me daba |
Un hombre se me acercó |
Y me dijo: — ¿Qué hace acá? |
Viaje pa la gran ciudad |
Que allá lo van a entender; |
Ahí tendrá fama, placer |
Y plata pa regalar |
¡Para qué lo habré escucha’o! |
¡Si era la voz del mandinga! |
Buenos Aires, ciudá gringa |
Me tuvo muy apreta’o |
Tuitos se me hacían a un la’o |
Como cuerpo a la jeringa |
Y eso que no vine pobre |
Pues traiba alpargatas nuevas |
Las viejas… pa cuando llueva |
En la alforja las metí; |
Un pantalón color gris |
Y un saco tirando a leva |
Saltando de radio en radio |
Anduve, figuresé |
Cuatro meses me pasé |
En partidas malogradas; |
Naide aseguraba nada |
Y sin plata me quedé |
Vendí mis lindas alforjas |
Mi guitarra, ¡la vendí ! |
En mi pobreza, ay de mí |
Me hubiera gusta’o guardarla |
¡Tanto me ha costa’o comprarla! |
Pero, en fin… todo perdí |
¡Vihuela, dónde andarás |
Qué manos te están tocando |
Noches enteras pensando |
Siquiera como consuelo |
Que sea un canto de este suelo |
Lo que están arrancando!!! |
Cuando el maíz esta en barbecho |
Luce un color brillantón; |
Las hebras, como un nailón |
Presumen con sus lindezas |
Pero agachan la cabeza |
Si las agarra el carbón |
Igual me pasaba a mí |
En aquellos tiempo idos; |
Joven, fuerte, presumido |
Y cuando se acabó el queso |
Volví en un triste regreso |
Poblada l´alma de olvidos |
Cosas de la juventud… |
¡Malhaya, dónde andarás!!! |
Aura que estoy bataráz |
De tanto cambiar el pelo |
Recuerdo aquellos desvelos |
Pero no miro p’atras |
Me volví pa’l Tucumán |
Nuevamente a padecer |
Y en eso de andar y ver |
Se pasaron muchos años |
Entre penas, desengaños |
Esperanzas y placer |
Mas, no jué tiempo perdido |
Asegún lo ví después |
Porque supe bien como es |
La vida de los paisanos |
De todos me sentí hermano |
Del derecho y del revés |
Siempre recuerdo los tiempos |
En que guapiando pasé |
Los cerros que atravesé |
Buscando lo que no hallaba |
Y hasta a veces me quedaba |
Por esos campos de a pie |
La vida me fue enseñando |
Lo que vale una guitarra; |
Por ella anduve en las farras |
Tal vez hecho un estropicio |
Y casi me agarra el vicio |
Con sus invisibles garras |
Menos mal que llevo adentro |
Lo que la tierra me dio |
Patria, raza o que sé yo |
Pero que me iba salvando |
Y así, seguí caminando |
Por los caminos de Dios |
La cosa estaba en pensar |
Que al pulsar un instrumento |
Hay, que dar con sentimiento |
Toda la fuerza campera |
Pero nadie larga afuera |
Si no tiene nada adentro… |
La guitarra es palo hueco |
Y pa tocar algo bueno |
El hombre debe estar lleno |
De claridades internas |
¡Pa sembrar coplas eternas |
La vida es un buen terreno!!! |
Si el rezar brinda consuelos |
Al que consuelo precisa |
Igual que cristiano en misa |
O matrero en medio el monte |
Yo rezo en los horizontes |
Cuando la tarde agoniza |
Queda callada la pampa |
Cuando se ausenta la luz |
El chajá y el avestruz |
Van buscando la espesura |
Y se agranda en la llanura |
La soledad del ombú |
Entonces, igual que un poncho |
A uno lo envuelve la tierra |
Desde el llano hasta la sierra |
Se va una sombra extendiendo |
Y el alma va comprendiendo |
Las cosas, que el mundo encierra |
Ahí está el justo momento |
De pensar en el destino |
Si el hombre es un peregrino |
Si busca amor a querencia |
O si cumple la sentencia |
De morir en los caminos |
En el Norte vide cosas |
Que ya nunca he de olvidar |
Yo vide gauchos peliar |
Con facones carroñeros |
O con machetes cañeros |
Que al verlos hacia temblar |
Rara vez mata el paisano |
Porque ese instinto no tiene |
Al duelo criollo se aviene |
Por no recular ni un tranco |
Hace saber que no es manco |
Y en el peliar se entretiene |
No hay serrano sanguinario |
Ni coya conversador; |
El más capaz domador |
Jamás cuenta sus hazañas |
Y no les tienta la caña |
Porque el «tintillo» es mejor |
Cada pago se aficiona |
A una forma de peliar |
Y aquel que quiera guapear |
Antes tendrá que alvertir |
Que para poder salir |
Hay que aprender a dentrar |
Se aparran a puñetazos |
Igual que en cualquier parte; |
Pero es una cencia aparte |
Usar los modos del pago |
Ahí se pone fiero el trago |
Como dijo don Narvarte |
Cordobés, pa la pegrada |
Riojano, pa’l rebencaso |
Chileno, pa’l caballaso |
Salteño, con daga en mano |
Y es un rey el tucumano |
Pa peliar a cabezasos |
Siempre el criollo ha de peliar |
De noche y medio machao |
Es una pena, cuña'o |
Que a veces por una tuna |
Se nublen noches de luna |
Y cielitos estrellaos |
Una canción sale fácil |
Cuando uno quiere cantar |
Cuestión de ver y pensar |
Sobre las cosas del mundo |
Si el río es ancho y profundo |
Cruza quien sabe nadar |
Que otros canten alegrías |
Si es que alegres han vivido |
Que yo también he sabido |
Dormirme en esos engaños |
Pero han sido más los años |
De porrazos recibidos |
Nadie podrá señalarme |
Que canto por amarga’o |
Si he pasa’o lo que he pasa’o |
Quiero servir de alvertencia |
El rodar no será cencia |
Pero tampoco es peca’o |
Yo he camina’o por el mundo |
He cruza’o tierras y mares |
Sin fronteras que me pare |
Y en cualesquiera guarida |
Yo he canta’o, tierra querida |
Tus dichas y tus pesares |
A veces, caiban al canto |
Como vacaje a la aguada |
Para escuchar mis versadas |
Hombres de todos los vientos |
Trenzando sus sentimientos |
Al compás de mi encordada |
Pobre de aquel que no sabe |
Del canto las hermosuras |
La vida, la más oscura |
La que tiene más quebrantos |
Hallará siempre en el canto |
Consuelo pa su tristura |
Dicen que no tienen canto |
Los ríos que son profundos |
Mas yo aprendí en este mundo |
Que el que tiene mas hondura |
Canta mejor por ser hondo |
Y hace miel de su amargura |
Con los tumbos del camino |
Se entran a torcer las cargas |
Pero es ley que en huella larga |
Deberán acomodarse |
Y aquel que llega a olvidarse |
Las ha de pasar amargas |
Amigos, voy a dejar |
Está mi parte cumplida |
En la forma preferida |
De una milonga pampeana |
Canté de manera llana |
Ciertas cosas de mi vida |
Aura me voy. |
No sé adónde |
Pa mí todo rumbo es gueno |
Los campos, con ser ajenos |
Los cruzo de un galopito |
Guarida no necesito |
Yo sé dormir al sereno. |
Siempre hay alguna tapera |
En la falda de una sierra |
Y mientras siga esta guerra |
De injusticias para mí |
Yo he de pensar desde allí |
Canciones para mi tierra |
Y aunque me quiten la vida |
O engrillen mi libertad |
¡Y aunque chamusquen quizá |
Mi guitarra en los fogones |
Han de vivir mis canciones |
En l´alma de los demás! |
¡No me nuembren, que es peca’o |
Y no comenten mis trinos |
Yo me voy con mi destino |
Pa’l la’o donde el sol se pierde |
¡Tal vez alguno se acuerde |
Que aquí cantó un argentino! |
(переклад) |
Con permiso, via dentar |
Aunque no soy convida’o |
Pero en mi pago, un asao |
No es de naides y es de todos |
Yo via cantar a mi modo |
Después que haiga churrasquiao |
No tengo Dios pa' pedir |
Cuartiada en esta ocasión |
Ni puedo pedir perdón |
Si entuavía no hei falta’o; |
Veré cuando haiga acaba’o; |
Pero ésa es otra cuestión |
Yo sé que muchos dirán |
Que peco, de atrevimiento |
Si largo mi pensamiento |
Pa’l rumbo que ya elegí |
Pero siempre hei sido así; |
Galopiador contra el viento |
Eso lo llevo en la sangre |
Dende mi tatarabuelo |
Gente de plata en el suelo |
Fueron mis antepasaos; |
Criollos de cuatro provincias |
Y con indios misturaos |
Mi aguelo fue carretero |
Mi tata fue domador; |
Nunca se buscó dotor |
Pues se curaban con yuyos |
O escuchando los murmullos |
De un estilo de mi flor |
Como buen rancho paisano |
Nunca falto una encordada |
De ésas que parecen nada |
Pero que son sonadoras |
Según el canto y la hora |
Quedaba el alma sobada |
Mi tata era sabedor |
Por lo mucho que ha roda’o |
Y después que había canta’o |
Destemplaba cuarta prima |
Y le echaba un poncho encima |
«pa' que no hable demasiado…» |
La sangre tiene razones |
Que hacen engordar las venas |
Pena sobre pena y pena |
Hacen que uno pegue el grito |
La arena es un puñadito |
Pero hay montañas de arena |
No sé si mi canto es lindo |
O si saldrá medio triste; |
Nunca fui zorzal, ni existe |
Plumaje más ordinario |
Yo soy pájaro corsario |
Que no conoce el alpiste |
Vuelo porque no me arrastro |
Que el arrastrarse es la ruina; |
Anido en árbol de espina |
Lo mesmo que en cordilleras |
Sin escuchar las zonaceras |
Del que vuela a lo gallina |
No me arrimo así nomás |
A los jardines floridos |
Sin querer vivo alvertido |
Pa' no pisar el palito |
Hay pájaros que solitos |
Se entrampan por presumidos |
Aunque mucho he padecido |
Ні мені engrilla la prudencia |
Es una fasa experiencia |
Vivir temblándole a todo |
Cada cual tiene su modo; |
La rebelión es mi ciencia |
Pobre nací y pobre, vivo |
Por eso soy delica’o |
Estoy con los de mi la’o |
Cinchando tuitos parejos |
Pa' hacer nuevo lo que es viejo |
Y verlo al mundo cambia’o |
Yo soy de los del montón |
Без соєвої флори інвернадеро |
Soy, como el trébol pampero |
Crezco sin hacer barullo |
Me aprieto contra los yuyos |
Y así a aguanto al pampero |
Acostumbra’o a las sierras |
Yo nunca me sé marear |
Y si me siento alabar |
Me voy yendo despacito |
Pero aquel que es compadrito |
Paga pa' hacerse nombrar |
Si alguien me dice señor |
Agradezco el homenaje; |
Mas, soy gaucho entre el gauchaje |
Y soy nada entre los sabios |
Y son pa' mi los agravios |
Que le hagan al paisanaje |
La vanidá es yuyo malo |
Que envenena todo huerta |
Es preciso estar alerta |
Manejando el azadón |
Pero no falta el varón |
Que la riegue hasta en su puerta |
El trabajo es cosa buena |
Es lo mejor de la vida; |
Pero la vida es perdida |
Trabajando, en campo ajeno |
Unos trabajan de trueno |
Yes para otros la llovida |
Trabajé en una cantera |
De piedritas de afilar |
Cuarenta sabían pagar |
Por cada piedra pulida |
Y era a seis pesos vendida |
En eso del negociar |
Apenas el sol salía |
Yo estaba a los martillazos |
Y entre dos a los abrazos |
Con los tamaños piegrones |
Y por esos moldejones |
Las manos hechas pedazos |
Otra vez fui panadero |
Y hachero en un quebrachal; |
He carga’o bloques de sal |
Y también he pela’o cañas |
Y un puñado de otras hazañas |
Pa' mi bien o pa' mi mal |
Buscando de desasnarme |
Fui pinche de escribanía |
La letra chiquita hacía |
Pa' no malgastar sella’o |
Y, era también apreta’o |
El sueldo que recibía |
Cansa’o de tantas miserias |
Me largué pa’l Tucumán |
Лапачо, алісо, арраян |
Y hacha con los algarrobos |
¡Por dos cincuenta! |
Ера роботи |
Pa' que uno tenga ese afán |
Sin estar fijo en un la’o |
A toda labor le hacía |
Y así sucedió que un día |
Que andaba de benteveo |
Me topé con un arreo |
Que dende Salta venía |
Me picó ganas de andar |
Y apalabré al capataz |
Y así, de golpe nomás |
El hombre me preguntó: |
-¿Tiene mula? |
— Cómo no |
-le dije-.Y hambre, de-más |
A la semana de aquello |
Репечаба кордильєри |
Faldas, cuestas y laderas |
Siempre pa’l la’o del poniente |
Bebiendo agua de vertiente |
Y aguantando las soleras |
Tal vez otro habrá roda’o |
Tanto como he roda’o yo |
Y le juro, creameló |
Que he visto tanta pobreza |
Que yo pensé con tristeza: |
Dios por aquí no pasó |
Se nos despeñó una vaca |
Causa de la cerrazón |
Y nos pilló la oración |
Cueriando y haciendo asao; |
Dende ese día, cuña'o |
Se me gastó mi facón |
Me sacudí las escarchas |
Cuando bajé de los Andes |
Y anduve en estancias grandes |
Cuidando unos parejeros; |
Тромпета, тапа і сомбреро |
Pero pa' los peones, de ande |
La peonada, al descampa’o |
El patrón, en Guenos Aires |
Nosotros, el cu… ello al aire |
Can las caronas mojadas |
Y la hacienda de invernada |
Más relumbrosa que un fraile |
El estanciero tenía |
También sus cañaverales |
Y en los tiempos otoñales |
Juntábamos los andrajos |
Y nos íbamos p’abajo |
Dejando los pedregales |
Allí nos amontonaban |
En lote con otros criollos |
Coda cual buscaba un hoyo |
Ande quinchar su guarida |
Y pasábamos la vida |
Rigoriaos y sin apoyo |
Faltar, no faltaba nada: |
Vino, café y alpargatas |
Si habré revoliao las patas |
En gatos y chacareras |
Recién la cosa era fiera |
Al dir a cobrar las latas |
¡Qué vida más despareja! |
Todo es ruindad y patraña; |
Pelar caña es hazaña |
Del que nació pa’l rigor |
Allá había un solo dulzor |
Y estaba adentro 'e la caña |
Era un consuelo pa’l pobre |
Andar jediendo a vinacho |
Hombres grandes y muchachos |
Como malditos en vida |
Esclavos de la bebida |
Se lo pasaban borrachos |
¡Tristes domingos del surco |
Los que yo he visto y vivido! |
Desparramados y dormidos |
En la arena amanecían |
A lo mejor soñarían |
Con la muerte o el olvido… |
Riojanos y santiagueños |
Salteños y tucumanos |
Con el machete en la mano |
Вольтеабан Каньяс Мадурас |
Pasando sus amarguras |
Y aguantando como hermanos |
¡Rancho techa’o con maloja |
Vivienda del pelador! |
En medio de ese rigor |
No faltaba una vihuela |
Con que el pobre se consuela |
Cantando coplas de amor |
Yo también, que desde chango |
Unido al canto crecí |
Más de un barato pedí |
Y pa´ los piones cantaba |
¡Lo que a ellos les pasaba |
También me pasaba a mí |
Cuando yo aprendí a cantar |
Armaba con pocos rollos |
Y en la orilla de un arroyo |
Bajo las ramas de un sauce |
Crecí mirando en el cauce |
Mis sueños de pobre criollo |
Cuando sentí una alegría; |
Cuando el dolor me golpió; |
Cuando una duda mordió |
Mi corazón de paisano |
Desde el fondo de los llanos |
Vino un canto y me curó… |
En esos tiempos pasaban |
Cosas que no pasan ya |
Cada cual tenía un cantar |
O copla de anochecida |
Formas de curar la herida |
Que sangra en el trajinar |
Algunos cantaban bien |
Otros, pobres, más a menos… |
Mas no eran cantos ajenos |
Aunque marca no tenían |
Y todos se entretenían |
Guitarreando hasta el desvelo |
Por ahí se allegaba un máistro |
De esos puebleros letrao’s; |
Juntaba tropa e versiao’s |
Que iban después a un libraco |
Y el hombre forraba el saco |
Con lo que otros han pensa’o |
Los peones formaban versos |
Con sus antiguos dolores |
Después vienen los señores |
Con un cuaderno en la mano |
Copian el canto paisano |
Y presumen de escritores |
El criollo cuida su flete |
Su guitarra y su mujer; |
Siente que enfrenta un deber |
Cada vez que da la mano; |
Y aunque pa’todo es baquiano |
Sólo el canto ha de perder |
¡Coplas que lo acompañaron |
En las quebradas desiertas |
Aromas de flores muertas |
Y de patriadas vividas |
Fueron la luz encendida |
Para sus noches despiertas… |
Se aflije si se le pierde |
Un bozal, un maneador |
Але, ніякого фурору |
Si al escucharle una trova |
Viene un pueblero y le roba |
Su mejor canto de amor |
De seguro, si uno piensa |
Le halla el nudo a la a madeja |
Porque la copla más vieja |
Coma la raíz de la vida |
Tiene el alma par guarida |
Que es ande anidan las quejas |
Por eso el hombre al cantar |
Con emoción verdadera |
Echa su pena p’ajuera |
Pa que la lleven los vientos |
Y así, siquiera un momento |
Se alivia su embichadera |
No es que no ame a sutrova |
Ni que desprecie su canto |
Es como cuando un quebranto |
En la noche de los llanos |
Hace aflojar al paisano |
Y el viento le lleva el llanto |
En asuntos del cantar |
La vida nos va enseñando |
Que sólo se va volando |
La copla que es livianita |
Siempre caza palomitas |
Cualquiera que anda cazando… |
Pero si el canto es protesta |
Contra la ley del patrón |
Se arrastra de peón a peón |
En un profundo murmullo |
Y marcha al ras de los yuyos |
Corno chasque en un malón |
Se pueden perder mil trovas |
Ande se canten quereres |
Versos de dichas, placeres |
Carreras y diversiones; |
Suspiros de corazones |
Y líricos padeceres |
Pero si la copla cuenta |
Del paisanaje la historia |
Ande el peón vueltea la noria |
De las miserias sufridas |
Ésa, se queda prendida |
Como abrojo en la memoria |
Lo que nos hizo dichosos |
Tal vez se pueda olvidar; |
Los años en su pasar |
Mudarán los pensamientos |
Pero angustias y tormentos |
Son marcas que han de durar… |
Estas cosas que yo pienso |
Немає salen par ocurrencia |
Para formar mi esperencia |
Yo masco antes de tragar |
Ha sido largo el rodar |
De ande saqué la alvertencia |
Si uno pulsa la gitarra |
Pa cantar coplas de amor |
De potros, de domador |
De la sierra y las estrellas |
Dicen: ¡ Qué cosa más bella! |
¡Si canta que es un primor! |
Pero si uno, como Fierro |
Por ahí se larga opinando |
El pobre se va acercando |
Con las orejas alertas |
Y el rico vicha la puerta |
Y se aleja reculando |
Debe trazar bien su melga |
Quien se tengo par cantor |
Porque sólo el самозванець |
Se acomoda en toda huella |
Que elija una sola estrella |
Quien quiera ser sembrador… |
En el trance de elegir |
Que mire el hombre p’adentro |
Ande se hacen los encuentros |
De pensares y sentires |
Después… que tire ande tire |
Con la conciencia por centro |
Hay diferentes montones |
Unos grandes, y otros chicos |
Si va pa’l montón del rico |
El pobre que piensa poco |
Detrás de los equívocos |
Se vienen los perjudicos |
Yo vengo de muy abajo |
Y muy arriba no estoy |
Al pobre mi canto doy |
Y así lo paso contento |
Porque estoy en mi elemento |
Y ahí valgo por lo que soy |
Si alguna vuelta he canta’o |
Ante panzudos patrones |
Він picanea’o las razones |
Profundas del pobrerío |
Yo no traiciono a los míos |
Por palmas ni patacones |
Aunque canto en todo rumbo |
Tengo un rumbo preferido |
Siempre canté estremecido |
Las penas del paisanaje |
La explotación y el ultraje |
De mis hermanos queridos |
Pa que cambiaran las cosas |
Busqué rumbo y me perdí; |
Al tiempo, cuenta me dic |
Y agarré por buen camino |
¡Antes que nade, argentino; |
Y a mi bandera seguí!!! |
Yo soy del norte y del sur |
Del llano y del litoral; |
Y nadie lo tome a mal |
Si hay mil gramos en el kilo |
Ande quiera estoy tranquilo |
Pero ensilla’o, soy bagual |
El cantor debe ser libre |
Pa desarrollar su ciencia |
Sin buscar la convenencia |
Ni alistarse con padrinos |
De esos oscuros caminos |
Yo ya tengo la experiencia |
Yo canto, por ser antiguos |
Cantos que ya son eternos |
Y hasta parecen modernos |
Por lo que en ellos vichamos |
Con el canto nos tapamos |
Para entibiar los inviernos… |
Yo no canto a los tiranos |
Ni por orden del patrón |
El pillo y el trapalón |
Que se arreglen por su lado |
Con payadores comprados |
Y cantores de salón |
Por la fuerza de mi canto |
Conozco celda y penal |
Con fiereza sin igual |
Más de una vez fui golpiao |
Y al calabozo tira’o |
¡como tarro al basural! |
Se puede matar a un hombre |
Pueden su rostro manchar |
Su guitarra chamuscar |
¡Pero el ideal de la vida |
Esa es leñita prendida |
¡que naide ha de apagar! |
Los males se van alzando |
Todo lo que hallan por ahí; |
Como granitos de maíz |
Siembran los peores ejemplos |
Y se viene abajo el templo |
De la decencia del país |
Detrás del ruido del oro |
Van los Maulas como hacienda; |
No hay flojo que no se venda |
Por una sucia moneda; |
Mas, siempre en mi tierra queda |
Gauchaje que la defienda |
Cantor que cante a los pobres |
Ni muerto se ha de callar |
Pues ande vaya a parar |
El canto de ese cristiano |
No ha de faltar el paisano |
Que lo haga resucitar |
El estanciero презум |
De gauchismo y arrogancia |
El cree que es extravagancia |
Que su peón viva mejor |
Mas, no sabe ese señor |
Que por su peón tiene estancia |
Aquel que tenga sus reales |
Hace muy bien en cuidarlos |
Pero si quiere aumentarlos |
Que a la ley no se haga el sordo |
Que en todo puchero gordo |
Los choclos se vuelven marlos |
Una vuelta, sin trabajo |
Andaba par Tucumán |
Y en una fonda, ande van |
Cantores de madrugada |
Me acerqué pa la payada |
Que siempre ha sido mi afán |
Aunque extrañando la monta |
Me le apilé a un instrumento |
Y al cabo de algún momento |
Le di puerta a una baguala |
Con una coplita rala |
De esas que llevan los vientos |
Tal vez fuera la guitarra |
¡Tan lindo como sonaba! |
Mi corazón remontaba |
Tristezas de los Caminos |
Y lo maldije al destino |
Que tantas penas me daba |
Un hombre se me acercó |
Y me dijo: — ¿Qué hace acá? |
Viaje pa la gran Ciudad |
Que allá lo van a enter; |
Ahí tendrá fama, розсип |
Y plata pa regalar |
¡Para qué lo habré escucha’o! |
¡Si era la voz del mandinga! |
Буенос-Айрес, ciuda gringa |
Me tuvo muy apreta’o |
Tuitos se me hacían a un la’o |
Como cuerpo a la jeringa |
Y eso que no vine pobre |
Pues traiba alpargatas nuevas |
Las viejas… pa cuando llueva |
En la alforja las metí; |
Un pantalón color gris |
Y un saco tirando a leva |
Saltando de radio en radio |
Anduve, figuresé |
Cuatro meses me pasé |
En partidas malogradas; |
Найде асегураба нада |
Y sin plata me quedé |
Vendí mis lindas alforjas |
Mi guitarra, ¡la vendí ! |
En mi pobreza, ay de mí |
Me hubiera gusta’o guardarla |
¡Tanto me ha costa’o comprarla! |
Pero, en fin… todo perdí |
¡Vihuela, dónde andarás |
Qué manos te están tocando |
Noches enteras pensando |
Siquiera como consuelo |
Que sea un canto de este suelo |
Lo que están arrancando!!! |
Cuando el maíz esta en barbecho |
Luce un color brillantón; |
Las hebras, como un nailón |
Presumen con sus lindezas |
Pero agachan la cabeza |
Si las agarra el carbón |
Igual me pasaba a mí |
En aquellos tiempo idos; |
Joven, fuerte, presumido |
Y cuando se acabó el queso |
Volví en un triste regreso |
Poblada l´alma de olvidos |
Cosas de la juventud… |
¡Malhaya, dónde andarás!!! |
Aura que estoy bataráz |
De tanto cambiar el pelo |
Recuerdo aquellos desvelos |
Pero no miro p’atras |
Me volví pa’l Tucumán |
Nuevamente a padecer |
Y en eso de andar y ver |
Se pasaron muchos años |
Entre penas, desengaños |
Esperanzas y розсип |
Mas, no jué tiempo perdido |
Asegún lo ví después |
Porque supe bien como es |
La vida de los paisanos |
De todos me sentí hermano |
Del derecho y del revés |
Siempre recuerdo los tiempos |
En que guapiando pasé |
Los cerros que atravesé |
Buscando lo que no hallaba |
Y hasta a veces me quedaba |
Por esos campos de a pie |
La vida me fue enseñando |
Lo que vale una guitarra; |
Por ella anduve en las farras |
Tal vez hecho un estropicio |
Y casi me agarra el vicio |
Con sus invisibles garras |
Menos mal que llevo adentro |
Lo que la tierra me dio |
Patria, raza o que sé yo |
Pero que me iba salvando |
Y así, seguí caminando |
Por los Caminos de Dios |
La cosa estaba en pensar |
Que al pulsar un instrumento |
Hay, que dar con sentimiento |
Toda la fuerza campera |
Pero nadie larga afuera |
Si no tiene nada adentro… |
La guitarra es palo hueco |
Y pa tocar algo bueno |
El hombre debe estar lleno |
De claridades internas |
¡Pa sembrar coplas eternas |
La vida es un buen terreno!!! |
Si el rezar brinda consuelos |
Al que consuelo precisa |
Igual que cristiano en misa |
O matrero en medio el monte |
Yo rezo en los horizontes |
Cuando la tarde agoniza |
Queda callada la pampa |
Cuando se ausenta la luz |
El chajá y el avestruz |
Van buscando la espesura |
Y se agranda en la llanura |
La soledad del ombú |
Entonces, igual que un poncho |
A uno lo envuelve la tierra |
Desde el llano hasta la sierra |
Se va una sombra extendiendo |
Y el alma va comprendiendo |
Las cosas, que el mundo encierra |
Ahí está el justo momento |
De pensar en el destino |
Si el hombre es un peregrino |
Si busca amor a querencia |
O si cumple la sentencia |
De morir en los caminos |
En el Norte vide cosas |
Que ya nunca he de olvidar |
Yo vide gauchos peliar |
Con facones carroñeros |
O con machetes cañeros |
Que al verlos hacia tembllar |
Rara vez mata el paisano |
Porque ese instinto no tiene |
Al duelo criollo se aviene |
Por no recular ni un tranco |
Hace saber que no es manco |
Y en el peliar se entretiene |
Ні hay serrano sanguinario |
Ni coya conversador; |
El más capaz domador |
Jamás cuenta sus hazañas |
Y no les tienta la caña |
Porque el «tintillo» es mejor |
Cada pago se aficiona |
A una forma de peliar |
Y aquel que quiera guapear |
Antes tendrá que alvertir |
Que para poder salir |
Hay que aprender a dentar |
Se aparran a puñetazos |
Igual que en cualquier parte; |
Pero es una cencia aparte |
Usar los modos del pago |
Ahí se pone fiero el trago |
Як діджо дон Нарварте |
Cordobés, pa la pegrada |
Riojano, pa’l rebencaso |
Chileno, pa’l caballaso |
Salteño, con daga en mano |
Так, un rey el tucumano |
Pa peliar a cabezasos |
Siempre el criollo ha de peliar |
De noche y medio machao |
Es una pena, cuña'o |
Que a veces por una tuna |
Se nublen noches de luna |
Y cielitos estrellaos |
Una canción sale fácil |
Cuando uno quiere cantar |
Cuestión de ver y pensar |
Sobre las cosas del mundo |
Si el río es ancho y profundo |
Cruza quien sabe nadar |
Que otros canten alegrías |
Si es que alegres han vivido |
Que yo también he sabido |
Dormirme en esos engaños |
Pero han sido más los años |
De porrazos recibidos |
Nadie podrá señalarme |
Que canto por amarga’o |
Si he pasa’o lo que he pasa’o |
Quiero servir de alvertencia |
El rodar no será cencia |
Pero tampoco es peca’o |
Yo he camina’o por el mundo |
Він cruza’o tierras y mares |
Sin fronteras que me pare |
Y en cualesquiera guarida |
Yo he canta’o, tierra querida |
Tus dichas y tus pesares |
A veces, caiban al canto |
Como vacaje a la aguada |
Para escuchar mis versadas |
Hombres de todos los vientos |
Trenzando sus sentimientos |
Al compás de mi encordada |
Pobre de aquel que no sabe |
Del canto las hermosuras |
La vida, la más oscura |
La que tiene más quebrantos |
Hallará siempre en el canto |
Consuelo pa su tristura |
Dicen que no tienen canto |
Los ríos que son profundos |
Mas yo aprendí en este mundo |
Que el que tiene mas hondura |
Canta mejor por ser hondo |
Y hace miel de su amargura |
Con los tumbos del Camino |
Se entran a torcer las cargas |
Pero es ley que en huella larga |
Deberán acomodarse |
Y aquel que llega a olvidarse |
Las ha de pasar amargas |
Amigos, voy a dejar |
Está mi parte cumplida |
En la forma preferida |
De una milonga pampeana |
Canté de manera llana |
Ciertas cosas de mi vida |
Aura me voy. |
No sé adónde |
Pa mí todo rumbo es gueno |
Los campos, con ser ajenos |
Los cruzo de un galopito |
Guarida no necesito |
Yo sé dormir al sereno. |
Siempre hay alguna tapera |
En la falda de una sierra |
Y mientras siga esta guerra |
De injusticias para mí |
Yo he de pensar desde allí |
Canciones para mi tierra |
Y aunque me quiten la vida |
O engrillen mi libertad |
¡Y aunque chamusquen quizá |
Mi guitarra en los fogones |
Han de vivir mis canciones |
En l´alma de los demás! |
¡No me nuembren, que es peca’o |
Y no commenten mis trinos |
Yo me voy con moj destino |
Pa’l la’o donde el sol se pierde |
¡Tal vez alguno se acuerde |
Que aquí cantó un argentino! |
Назва | Рік |
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Vidala del yanarca | 1999 |
El pintor | 1999 |
La Andariega | 2006 |
Tierra Jujeña | 2016 |
Piedra y Camino | 2016 |
El Ariero | 1999 |
El Arriero | 1995 |
La Humilde | 2016 |
Sin Caballo Y En Montiel | 2007 |
La Alabanza | 1995 |
El pampino | 1999 |
Duérmete Negrito | 2015 |
La Copla | 2019 |
Juan | 2015 |
Los Hermanos | 2019 |
El Poeta | 2019 |
Zamba del Otoño | 2014 |
Viento viento | 2019 |
Vidala del Silencio | 2019 |
Baguala de Amaicha | 2019 |